En la actualidad, ha empezado a surgir el interés por el buen cuidado de los ecosistemas con el objetivo fundamental de salvaguardar la vida natural y de generar una calidad de vida superior y sustentable al largo plazo. El movimiento ecológico trae consigo diversas vertientes en los diferentes ámbitos medioambientales, una de las cuales es la agricultura Orgánica.
La agricultura Orgánica nace en la Gran Bretaña después de la segunda guerra mundial, teniendo como base la protección del suelo, la fertilización Orgánica y la conservación de la diversidad. Todo esto con la finalidad de aumentar la calidad y la productividad, además de preservar el ecosistema.
Dicho modelo de agricultura promueve la integración de la producción animal y vegetal en campos de cultivo diversificados y en procesos de reciclaje de materiales como una manera de aprovechar los recursos locales y de facilitar la autonomía económica. Es un hecho además que los campos diversificados de cultivo son en si mismos estrategias de control de plagas y enfermedades, porque en un ambiente de abundante oferta alimenticia aparece igualmente una gran cantidad de organismos que se interrelacionan entre sí y con las plantas cultivadas y emergentes, facilitando el autocontrol del agrosistema.
Fundamentado en las teorías desarrolladas por Sir Albert Howard en su Testamento agrícola.